Aquí estamos mi esposa y yo, rodeados de una infinidad de personas, algunos amigos, otros desconocidos. Todos nos unen un mismo sentimiento, el dolor de la pérdida de una gran amiga. Mónica era nuestra compañera de risas, la cómplice de sorpresas, la que siempre salía con una ocurrencia, la que todos queremos.


Aquí estoy, en este cuarto lleno de flores. Lágrimas nacen en mis ojos, lágrimas que duelen y queman, lágrimas que llenan ese espacio en el corazón, que intentan aliviar este dolor. Cada una es un “Mónica, te quiero”, un “Gracias por hacerme reír tanto”, un “Te extrañaré”. Todos estos sentimientos, son el reflejo de las huellas que Mónica tatuó en cada uno de los presentes el día de hoy.


Mi bella Mónica siempre estará en el archivo de “Gratos Recuerdos” de mi mente. Llorar para mí no es fácil, pero hoy es un honor derramar lágrimas por tan merecida persona.


PD: Sr. Robert, Sra. Ligia, Robert y Luisito, deben sentirse orgullosos porque cada uno de ustedes aportaron gotas que fertilizaron una personalidad como la de Mónica, y gracias a esa personalidad estamos todos aquí reunidos. Todo ese cariño que ella nos dio en vida, hoy fue devuelto en masa a ella con nuestra presencia.