"He escogido una misión especial para mí mismo. Voy atrás de un hombre al que quiero destruir. Murió muchos siglos atrás, pero hasta que el último vestigio suyo no sea borrado de la mente de los hombres, no tendremos un mundo decente en el que vivir".

"¿Qué hombre?"

"Robin Hood. Era el hombre que le robaba a los ricos y le daba a los pobres. Pues bien, yo soy el hombre que le roba a los pobres y le da a los ricos – o, para ser exactos, el hombre que le roba a los pobres que roban y le devuelve a los ricos que producen".

"¿Qué diablos quiere decir?"

"Si se acuerda de las historias que ha leído sobre mí en los periódicos, antes de que dejaran de publicarlas, usted ya sabe que nunca he robado ningún barco privado y que jamás he hurtado ninguna propiedad privada. Y tampoco he robado nunca ningún buque militar – porque el objetivo de una flota militar es proteger de la violencia a los ciudadanos que pagaron por ello, lo cual es la función correcta de un gobierno. Pero he capturado todos los transportadores de botín que se han puesto al alcance de mis cañones, cada barco oficial con limosnas, subsidios, préstamos, donaciones, cada barco con un cargamento de mercancías que fueron arrancadas por la fuerza de algunos hombres para el beneficio impagado e inmerecido de otros. He capturado los barcos que navegaban bajo la bandera de la idea que estoy combatiendo: la idea que la necesidad es un ídolo sagrado que requiere sacrificios humanos – que la necesidad de algunos hombres es la cuchilla de la guillotina que pende sobre los demás – que todos debemos vivir con nuestro trabajo, nuestras esperanzas, nuestros planes, nuestros esfuerzos, a merced del momento en el que esa cuchilla descenderá sobre nosotros – y que la medida de nuestra capacidad es la medida de nuestro peligro, que el éxito pondrá nuestras cabezas en el degolladero mientras que el fracaso nos dará el derecho a ser quienes tiremos de la cuerda.

"Este es el horror que Robin Hood inmortalizó como ideal de justicia. Se dice que luchaba contra gobernantes saqueadores y les devolvía el botín a quienes habían sido robados, pero ese no es el significado de la leyenda que sobrevivió. Se le recuerda, no como un paladín de la propiedad, sino como un paladín de la necesidad; no como un defensor de quienes han sido robados, sino como un proveedor de los pobres. Es considerado como el primer hombre que asumió un halo de virtud por practicar la caridad con riqueza ajena, por regalar bienes que él no había producido, forzando a otros a pagar por el lujo de su piedad. Él fue quien se convirtió en el símbolo de la idea que la necesidad, no el logro, es la fuente de los derechos; que no tenemos que producir, sólo desear; que lo merecido no nos pertenece pero lo inmerecido sí. Se convirtió en una justificación para cualquier mediocridad que, incapaz de ganarse su propia vida, exige el poder de disponer de la propiedad de los que son mejores que él. Esta, la más vil de las criaturas – el doble parásito que vive de las llagas del pobre y de la sangre del rico – es lo que los hombres han llegado a considerar un ideal moral. Y esto nos ha llevado a un mundo en el que cuanto más produce un hombre más cerca está de perder todos sus derechos, hasta que, si su capacidad es suficientemente grande, se convierte en un ser sin derechos entregado como presa a cualquier solicitante – mientras que, para poder estar por encima de los derechos, de los principios, de la moralidad, donde todo se permite incluso el saqueo y el asesinato, lo único que un hombre tiene que hacer es tener una necesidad.¿Se pregunta usted por qué el mundo se está desmoronando a nuestro alrededor? Eso es contra lo que estoy luchando, Sr. Rearden. Hasta que los hombres aprendan que, de todos los símbolos humanos, Robin Hood es el más inmoral y el más despreciable, no habrá justicia en la tierra ni forma de que la humanidad sobreviva".

Pasaje de La Rebelión de Atlas.
Traducción de Objetivismo.org